miércoles, 6 de junio de 2012

Isabel de Habsburgo - Reina de Dinamarca

 Por un extraño capricho del destino, Isabel de Habsburgo vivió en la penumbra lejana de la historia. Historia que apeló a los silencios y cubrió con su olvido la maravillosa vida de esta reina. Ella fue la segunda hija mujer de Juana I de Castilla (la Loca) y de Felipe de Austria (el Hermoso), hermana de los emperadores Carlos V y Fernando I de Austria y de las reinas Leonor, María y Catalina de Habsburgo.



Felipe "el Hermoso"
Isabel nació en 1501 en la capital belga de Bruselas, que entonces formaba parte de los Países Bajos españoles. Su padre, Felipe el Hermoso, pertenecía a la dinastía de los Habsburgo que, tras varios episodios históricos, acabarían gobernando sobre el mayor imperio que el mundo haya visto hasta el siglo XIX. Su madre, Juana "la Loca", era entonces la cuerda hija de los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, que reinaban conjuntamente sobre un incipiente imperio que llegaba desde la península italiana hasta las costas caribeñas. 

Durante sus primeros años de vida apenas pudo conocer a sus progenitores, ya que cuando contaba con un año, sus padres viajaron a Castilla para ser proclamados príncipes de Austria. Al igual que sus hermanas Leonor y María, fue educada dentro de la suntuosa Corte de Malinas, al amparo de su tía Margarita de Austria y bajo la atenta mirada de sus abuelo, el emperador Maximiliano I. Aunque sus padres regresaron a Flandes en el año 1504, tras la muerte de su abuela materna, Isabel la Católica, Juana y Felipe partieron nuevamente hacia Castilla el 7 de enero de 1506. No volvió a verlos nunca más, ya que su padre murió. poco tiempo después y su madre, tras sufrir una fuerte depresión fue recluida en Tordesillas hasta su muerte en 1555.

Así Isabel se educó en Malinas junto a su hermano, el futuro emperador Carlos V, y a sus hermanas, Leonor y María. Se conocen muy pocos datos acerca de su educación, aunque esta debió ser esmerada, así la joven princesa dominó a la perfección tanto el alemán como el francés, que era el idioma oficial de la corte.

Christian II, rey de Dinamarca,
Noruega y Suecia
Como era la costumbre general entre las casas reinantes de la época, los Habsburgo pronto empezaron a trazar planes para casar a la pequeña con un soberano nórdico, que así se convertiría en un fiel aliado católico en las tierras más allá del Mar del Norte. Así obligada por razones de estado impostergables a defender la divisa imperial en la península escandinava, la unieron a un rey lejano y desconocido. Incialmente el rey Christian II de Dinamarca se mostró interesado por Leonor, la hermana mayor de la joven Isabel, pero la familia de las infantas juzgó que Leonor era una pieza demasiado valiosa de su particular ajedrez diplomático. Isabel se convirtió por lo tanto en un peón desechable, y pronto se acordó el matrimonio.

La unión entre un rey danés y una infanta española era, hasta entonces, algo inaudito. Nunca antes (ni nunca después) se sentó una española en el trono de Dinamarca, y tras la Reforma Protestante, que tuvo lugar después y durante la vida de Isabel, la lejanía sanguínea y dogmática entre ambos países y sus soberanos impidieron que el hecho se repitiese. Isabel se casó por poderes en julio de 1514, y admitió haberse enamorado de su marido desde el instante que le enseñaron su retrato. Un año después de haberse oficiado la boda, el rey danés envió al Arzobispo de Nidaros para que escoltase a la infanta a Dinamarca.

El golpe que acusó su alma al tener que abandonar Flandes la acompañó durante toda su vida, más su inquebrantable fuerza de voluntad la llevó a superar los difíciles momentos que tuvo que vivir en su nuevo destino de reina. 

Una segunda boda tuvo lugar en agosto de 1515; Isabel era todavía una niña de 14 años, y su marido un hombre dos décadas mayor que ella. Los presagios no eran buenos para la pareja incluso después de que Isabel fuese coronada reina de Dinamarca y de Noruega; su marido mantenía una relación extramatrimonial con Dyveke Sigbritsdatter, a la que evidentemente prefería por encima de la adolescente ex infanta. La situación sólo mejoró tras la pertinente muerte de Dyveke en 1517. De este matrimonio nacieron tres hijos, el principe Juan que murió en el año 1532; la princesa Cristina de Dinamarca, casada con el duque de Milán, Francisco Sforza; y la princesa Dorotea, la cual contrajo matrimonio con Federico del Palatinado.

En 1520 Christian II se apropió de la corona sueca, convirtiéndose en rey de Suecia e Isabel en su reina, aunque encontrándose ésta en cinta, no pudo acompañar a su marido para ser coronada, consecuentemente nunca pisó suelo sueco. Curiosamente, Isabel sería la última reina de Dinamarca que también lo sería de Suecia durante la Unión de Kalmar, que desaparecería en 1523. A pesar de su papel de consorte, Isabel también ejerció un gran peso político, y hasta actuó como regente en nombre de su marido durante la ausencia de éste en Estocolmo.

Isabel de Habsburgo, reina de Dinamarca
Las adversidades fueron llegando a sus días, sin embargo Isabel de Habsburgo se fue conformando a ellas con fortaleza y entrega. Su vida estuvo hecha de renunciamientos y determinada por las situaciones políticas coyunturales, siendo el admirable paradigma de un tiempo crucial para la historia de la humanidad. La semblanza de sus días muestra a una reina profundamente humana, de alma noble y generosa, a quien no le importó entregar su vida por la gloria de los reinos que la habían visto nacer y sobre los que tuvo que reinar.

El desastre llegó en 1523, cuando un grupo de nobles infieles derrocaron a Christian II y dieron su apoyo al tío de éste, el duque Federico. A pesar del cambio en su situación, el nuevo rey se mostró deseoso de mantener las buenas relaciones con la ex reina consorte, y le escribió en su alemán natal asegurándole que le otorgaría una pensión y que le dejaría permanecer en Dinamarca todo el tiempo que quisiese, mientras Christian II se refugiaba en los Países Bajos. A esta oferta Isabel, repuso en latín: ubi rex meus, ibi regnum meum (allá donde esté mi rey, está mi reino).

Isabel entonces abandonó Dinamarca, y viajó por varios lugares de Alemania con el fin de buscar apoyos que le permitieran restaurar a su marido en el trono. Durante su estancia en Berlín, Isabel conoció a un monje llamado Martín Lutero, cuyas ideas reformistas le interesaron inmensamente; aunque nunca llegó a convertirse, Isabel simpatizó mucho con los protestantes, a pesar de que éstos fuesen los enemigos de su propio hermano, Carlos el Emperador. En Nüremberg Isabel recibió la comunión siguiendo el rito protestante, lo cual le granjeó las críticas de sus parientes más cercanos; incluso su marido le reprimió semejante ultraje, y le ordenó que no volviese a mostrar sus inclinaciones religiosas en público.

Después de tres partos sucesivos más, Isabel empezó a dar señales de agotamiento. Los últimos años de su vida estuvieron plagados de tribulaciones, ya que por un lado le era imposible regresar a su reino y su marido se desentendió totalmente de ella y de sus hijos. En 1525 su salud se vió minada después de haber pasado una jornada entera bajo una gran tormenta. La joven ex reina pasó un verano miserable, y ya moribunda aceptó recibir la comunión siguiendo el rito católico y protestante; finalmente acabó sucumbiendo en la localidad neerlandesa de Zwijnaarde, no muy lejos de Gante. Tenía solo 24 años.

Ella fue la dócil dama que su abuelo, el emperador Maximiliano I hizo sentar en un trono extranjero, buscando ensanchar con alianzas y afanes los dominios de su gran imperio. Jamás se rebeló ante su suerte, continuó adelante con lo que le imponían y, a pesar de las lágrimas derramadas, buscó con sus renunciamientos ayudar a su hermano Carlos cuando fue emperador. Ni la incómoda dureza de tener que aceptar al esposo que le habían elegido, ni las punzadas de dolor con que los sufrimientos atravesaron su corazón durante toda su vida hasta el borde de sus fuerzas disminuyeron jamás en ella el noble deseo de hacer siempre el bien. Para ella los dolores y la dicha fueron parte de su inigualable e irrepetible vida. Vida que amó profundamente, para ofrecerla con tremenda fortaleza y entrega, hasta agotarla en el último aliento.




Imagenes:
http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Isabella_of_Spain_Denmark.jpg?uselang=es
http://www.portalplanetasedna.com.ar/juana_felipe.htm
http://dawsr.wordpress.com/2011/06/06/isabel-de-austria-la-infanta-espanola-que-reino-en-escandinavia/


Fuente:
Fragmentos del libro Isabel de Habsburgo, Yolanda Scheuber, Nowtilus, 2010
http://dawsr.wordpress.com/2011/06/06/isabel-de-austria-la-infanta-espanola-que-reino-en-escandinavia/
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/i/isabel_de_austria.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Isabel_de_Austria

2 comentarios:

  1. Gran entrada sobre una de las mayores desconocidas de la Historia. Esta mujer y su hermana Catalina son las grandes olvidadas de una época en la que ser mujer era muy complicado, más aún si eras hija de reyes, ya que te veías obligada a sacrificarte en aras de esa alianza provechosa para tu país, pero nefasta para tí como mujer. En fin, afortunadamente esto ya pasó a la Historia. Te sigo.

    Un beso shakiano!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así es Shaka, gracias por comentar. Besos y te sigo también!!

      Eliminar