jueves, 7 de julio de 2011

Historia y Literatura (artículo de Carlos Mayo)

   Un interesante artículo de este investigador, docente e historiador que salió en la revista Todo es Historia.

   [...] Antes de  entrar en la era científica, la historia y la literatura mezclaban sus aguas apaciblemente, destiñéndose una en la otra. Para el profesor Simon Schama, de Harvard University, los historiadores están condenados a perseguir y moverse entre las sombras del pasado, "dolorosamente conscientes de su incapacidad para reconstruir, en su totalidad, un mundo muerto". En su libro Dead Certainties (Certezas muertas), asocia resueltamente ficción con realidad. Schama resolvió introducir trozos de ficción en una narración que parecía ser histórica, afirmando que lo que en realidad ha escrito son "historical novellas".

   Los historiadores y los autores de obras literarias comparten algo muy importante: escriben, se manejan con las posibilidades y las limitaciones del lenguaje escrito. Como decía Jorge Luis Borges, ambos están contando historias, están narrando.

   Más aún, se podria decir que la obra historiográfica, como literatura es un producto de la imaginación. El historiador imagina el pasado, un pasado que no puede observar directamente, imagina el pasado pero a partir de las fuetes, según el profesor Gordon Wood, para quien imaginación e historia no son incompatibles.

  Pero, como bien apunta Schama, el pasado es irrecuperable y lo que pasa por historia es una reconstrucción de lo acontecido en buena parte imaginada, imaginada a partir de ciertos testimonios de época. El historiador está condenado a imaginar lo más fielmente posible la realidad, en cambio el escritor de ficción puede jugar libremente con ella, impostarla o ignorarla.

   Las fuentes históricas no son realidad histórica, son fuentes, vestigios del pasado, pero no los hechos mismos. Las fuentes son seleccionadas, el historiador elige y algunas son desechadas total o parcialmente, otras no, las transcribe textualmente o las reescribe, y las combina: no siempre en el orden en que las encuentra. El historiador las interpreta y a partir de ellas crea o recrea un proceso, establece relaciones entre sus datos, pondera, causas y efectos, juzga, explica. Se diría que la reconstrucción del pasado que el historiador ofrece se parece mucho a una invención. El novelista inventa sus personajes, su trama, el historiador inventa su versión del pasado. El relato del historiador remite siempre a una realidad mas o menos pretérita. Realidad pretérita que es inventada por el historiador en el intento del proceso intelectual de reconstruir el pasado.

  En síntesis, el historiador y el autor de obras literarias comparten algunos rasgos fundamentales. En primer lugar ambos escriben, en segundo lugar hacen lo mismo: narran, cuentan historias. Cada uno a su  manera inventa e imagina su relato.[...]

No hay comentarios:

Publicar un comentario